Hace 3 años, 3 meses y 3 días mi vida cambió completamente. La persona que más quería en este mundo y quien más me quería dejó de existir. Mi mejor amiga, una mujer que luchó hasta el último momento, mi ejemplo a seguir, la única persona en este mundo en quien confiaba plenamente, mi mamá. Desde ese momento mi vida nunca volvió a ser la misma, perdí el rumbo, no supe qué hacer ni a dónde ir. Tenía 21 años, sin muchas ganas seguí estudiando, viendo a mis amigos y llorando cada noche antes de dormir. Poco a poco las noches de tristeza fueron disminuyendo y fuí bloqueando los recuerdos de aquellos últimos días en el hospital. Siempre me eh arrepentido de no haber pasado los últimos meses a su lado, cuando me necesitaba y en las llamadas telefónicas me decía que me extrañaba. La extraño todos los días, a cada minuto, a cada segundo; y en las noches, cuando los recuerdos de sus últimos días llegan a mi mente los bloqueo para no sentir que el corazón se me rompe en pedacitos otra vez. Daría mi vida por verla de nuevo, 5 minutos o solo uno y platicar con ella, que me aconsejara y me dijera qué camino tomar. Extraño llamarla veinte veces al día solo para escuchar su voz, saber qué estaba haciendo o preguntarle qué hacer. Extraño sus regaños, sus consejos, sus abrazos y los miles de besos que solía darle cada dos semanas que regresaba a casa de la universidad. Esos momentos nunca los volveré a vivir pero tú si, aprovéchalos, disfrútalos, guárdalos en tu corazón o en algún lugar al que puedas recurrir cada vez que estés lejos porque no sabes cuando va a ser la última vez que puedas decir: Te Amo Mamá.
Dreaming About Paris... 